La historia comienza con un curso de cine impartido en el Club de Madres de la comunidad. Con la orientación del profesor, cinco niños se aventuran y crean un Festival de Cine. Se reúnen en la biblioteca del Club y, siguiendo las instrucciones de la profesora, acceden a una plataforma especializada en inscripciones para festivales de cine. Exploran los principales campos que deben llenar, con preguntas y comentarios propios de su edad. Mientras Alice se interesa en ver películas de terror, Matheus dirige su atención a la posibilidad de ganar dinero con el festival. Victor y Kauane, por su parte, concentran sus energías en seguir los pasos que la plataforma exige para que el festival sea lanzado. Emanuelly, la más pequeña, hace observaciones puntuales. Kauane, Alice y Emanuelly practican box en el mismo Club de Madres. Las preguntas inocentes de los niños llevan a una reflexión sobre el funcionamiento de los festivales de cine en el mundo real, con sus esquemas, vínculos y consecuencias. Los niños descubren que la plataforma cobra un diez por ciento sobre las tarifas de inscripción. Matheus pregunta por qué. Victor responde: “Ellos siempre se quedan con una parte de nuestro dinero”, haciendo una metáfora de la vida real. Expresiones como “así funciona” y “las reglas del juego” establecen paralelismos con la realidad en la que viven estos niños. Estas analogías están presentes a lo largo de la película, como la necesidad que tienen de una tarjeta de crédito para registrarse en la plataforma. Kauane le pide a su madre que le preste su tarjeta. La madre le aconseja que se la pida a la profesora. Las madres de Kauane y de los demás niños no aparecen en escena, solo sus voces, mostrando la ausencia de los padres en la vida de muchas infancias de la comunidad. Los niños se asombran con la cantidad de películas inscritas. Ven, sueñan y comentan sobre algunas de ellas. Finalmente, se realiza la inauguración del “Festival de Cine de Vila Torres”.